¿Es normal tener problemas de memoria a una edad avanzada?


Tradicionalmente, estamos acostumbrados a oír que las personas nos deterioramos a medida que nos hacemos mayores. De alguna manera, impera la idea de que nacemos, crecemos y nos desarrollamos pero que, a partir de cierta edad, empezamos a degenerar y que de eso se trata la vejez. Pues bien, aunque en cierto modo perdemos algunas habilidades con los años, también existe la otra cara de la moneda: a edades avanzadas las personas podemos aprender cosas nuevas, recordarlas muy bien y estar incluso en mejor forma física que durante la juventud.

Además, oímos hablar constantemente de los buenos hábitos para vivir el envejecimiento con salud, pero en general la sociedad se centra en la salud física. Los médicos y las instituciones, así como los medios de comunicación, suelen recomendar hacer ejercicio físico y mantener una dieta equilibrada. Ambas recomendaciones son importantísimas, si bien van ligadas a una tercera que no siempre está presente en el discurso: el ejercicio mental.

Quizá creamos que el cerebro ya hace ejercicio “por su cuenta”, puesto que estamos siempre pensando en cosas, realizando quehaceres, hablando… Y es verdad hasta cierto punto. El cerebro nunca "se apaga". La actividad continúa de diferente manera mientras dormimos y reponemos energía para la vigilia. Aun así, no todas las personas ejercitan el cerebro de igual modo, así como no por el hecho de caminar, moverse por la casa, etc., se estén cumpliendo los requerimientos básicos de actividad física.


Por tanto, es interesante tener esto en cuenta para que cada uno identifique los cambios que le suceden, a medida que pasan los años, en los procesos intelectuales, sobre todo en la memoria, los acepte y pueda extraer el máximo rendimiento de las propias capacidades. También es conveniente pedir ayuda externa, de las personas que nos conocen y de los profesionales, para discernir si el decremento de la memoria es el normal para la edad o de si se trata de algún proceso patológico. Esto es crucial, ya que todavía existe cierta pasividad cuando se trata de explorar el estado cognitivo de la gente de edad avanzada por considerarse que el envejecimiento conlleva pérdida de las capacidades. También porque las demencias en la actualidad no tienen cura... Sin embargo, si una persona de por ejemplo 80 años puede vivir alrededor de 6 a 8 años con cierta calidad de vida y esto se le impide al no poner a su abasto los recursos necesarios, estamos tratando injustamente, como sociedad y como facultativos, a los pacientes de la tercera edad. De algún modo, sigue habiendo discriminación hacia los ancianos, por ejemplo en este tipo de toma de decisiones.

Yo aconsejo que si un familiar sufre pérdidas de memoria acusadas, se desorienta, se desconcentra con facilidad, etc., se le ayude a pedir asesoramiento. Recomiendo que pida evaluación psicológica (neuropsicológica) además de la neurológica. Si alguien que cree que está sufriendo cierta merma de memoria o en general de sus habilidades cognitivas, está leyendo este texto, le sugiero que pida una exploración médica que incluya la derivación a un psicólogo, que realizará la evaluación neuropsicológica, para diagnosticar correctamente y poder atajar el problema de forma precoz. Cada año que pasa los procesos degenerativos avanzan y atrofian en mayor medida el cerebro de quien los padece y, al tratarse de enfermedades con un claro matiz temporal, el calendario puede ser un gran aliado si no lo perdemos de vista y utilizamos fármacos que pueden llegar a detener o enlentecer la evolución de la enfermadad. Asimismo, la estimulación cognitiva se convierte en el arma principal contra la degeneración neuronal. Por tanto es fundamental ejercitar la mente si se padece deterioro cognitivo pero también como profilaxis durante todas las etapas del ciclo vital.


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