Un autoregalo


Estamos en plena campaña navideña, y las calles se han vestido de gala con sus luces y adornos que incitan a comprar regalos y a cantar villancicos. Sí, ha llegado la hora de comprar. Las personas precavidas, o quizá previsoras, o incluso un pelín obsesivas, ya habrán hecho los deberes y tendrán debajo de la cama o dentro del armario unos cuantos productos envueltos para repartir entre sus seres queridos y allegados. Otros estarán haciendo números y recalculando las posibilidades para no quedar tan mal entre sus familiares y/o amigos. Algunos estarán buscando y rebuscando cosillas que se vean buenas, bonitas y baratas… Afortunado sea el que no tenga que mirar precios y esté comprando guiándose por el “espíritu navideño” y el altruismo.

Las navidades también son un buen momento para regalarse algo que uno hace tiempo que quiere comprarse y no se acaba de permitir. O una ocasión casi irrepetible para darse un caprichito. Si estamos metidos de lleno en la ola consumista y no podemos ni queremos evitar comprar, pagar, gastar, abrir presentes…, ¿por qué no incluir un regalo para nosotros mismos? ¿Quién nos conoce mejor? ¿Quién nos va a dar más gusto?

Así como es importante cuidar, dentro de nuestras posibilidades, de los demás, lo es mimarnos y estimarnos a nosotros mismos. Al fin y al cabo, es consigo mismo con quien cada persona pasa más tiempo día tras día.











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